El pasado 1 de noviembre se celebró el Día mundial del Veganismo. El veganismo es una filosofía de vida en la que las personas eligen voluntariamente dejar de comer productos derivados de los animales en base a razonamientos éticos, medioambientales y de salud. Sin embargo, mantener una dieta vegana puede afectar a la salud visual de las personas. Hoy queremos conocer algo más acerca de la relación que existe entre veganismo y salud visual.

Veganismo y Dieta Vegana

El veganismo es una filosofía cada vez más extendida en el mundo. Cada año más personas deciden no incorporar a su alimentación productos de origen animal. De esta forma rechazan la carne, los huevos, la leche y la miel. Su dieta se basa en productos vegetales; frutas, verduras, frutos secos, semillas, cereales…

Aunque son varios los beneficios que para el cuerpo se derivan de una dieta vegana, hoy nos vamos a fijar en los problemas que puede conllevar mantener esta alimentación.

El principal problema es que el organismo obtiene ciertos nutrientes grasos esenciales de la carne. Entre ellos, uno de los más destacados es la vitamina B12 aunque también se podemos nombrar la vitamina D, el calcio, el hierro, el zinc y los ácidos omega3.

Las personas veganas deben completar estas carencias con complejos vitamínicos, siguiendo las recomendaciones de un profesional para evitar caer en el exceso de vitaminas que también puede llegar a ser perjudicial para el organismo.

Dieta, Nutrientes y Salud Visual

La vitamina B12 tiene un papel importante en la salud visual. Esta vitamina no se almacena en el cuerpo por lo que es necesario consumirla frecuentemente. Es importante para el correcto funcionamiento del sistema nervioso central y también ayuda a proteger los ojos de enfermedades degenerativas como la DMAE (Degeneración macular asociada a la edad) o el glaucoma. El déficit de vitamina B12 puede provocar sensibilidad a la luz y está relacionado con el desarrollo del síndrome del ojo seco.

Los últimos estudios al respecto indican que la vitamina D puede contribuir a prevenir la degeneración macular. La vitamina D puede encontrarse en pescados como el atún, el salmón o la caballa. Por su parte, el sol ayuda al organismo a sintetizar la vitamina D.

El pescado y el marisco son ricos en ácidos grasos omega3. Se trata de grasas saludables y que el cuerpo no puede producir por sí mismo. Este tipo de grasas son fundamentales para mantener una buena salud cardiovascular y son necesarias para las células de la retina. De hecho, pueden prevenir los problemas y enfermedades relacionadas con esta parte del ojo.

El consumo de este tipo de ácidos Omega3 también mejora la calidad de la lágrima impidiendo que se evapore fácilmente. Por eso está recomendado para personas con síndrome de ojo seco.

Afortunadamente, en la dieta vegana se pueden incluir nueces, frutos secos y aceite de oliva que también contienen este tipo de ácidos grasos.

Por su parte, el zinc, presente fundamentalmente en mariscos y carnes, es un antioxidante que ayuda a prevenir la ceguera nocturna y enfermedades como la degeneración macular y las cataratas.

En la dieta vegana se puede obtener zinc, en menor cantidad, de los frutos secos y las legumbres.