Cada vez somos más conscientes de que tenemos que protegernos del sol. Por eso, tanto en la piscina, como en la playa, o cuando salimos a pasear por el campo, utilizamos crema solar para evitar las quemaduras en la piel.

Pero no debemos pasar por alto que el sol también afecta a nuestros ojos. Los expertos advierten de que muchas enfermedades visuales como la DMAE (Degeneración macular asociada a la edad) o las cataratas están vinculadas a una sobreexposición a la radiación ultravioleta. La exposición a los rayos UVA y UVB sin protección pueden producir efectos inmediatos como reacciones inflamatorias oculares, conocidas como fotoqueratitis.

Según la asociación Visión y Vida cada año tres millones de personas se quedan ciegas como consecuencia de la exposición a los rayos UV del sol. A pesar de esta cifra, uno de cada siete adultos (un 14%) no asocia la relación que existe entre la exposición al UV solar con las graves enfermedades oculares que puede causar. De hecho, el 65% ve las gafas de sol como un accesorio de moda en lugar de una protección indispensable para la salud visual.

Gafas de sol…¿en mercadillos?

En nuestro país todavía son muchas las personas que compran sus gafas de sol en mercadillos y bazares. Se trata de una compra motivada por cuestiones estéticas y económicas (son gafas baratas) pero en la que no se tiene en cuenta el peligro que supone para los ojos ya que, la mayoría de estas gafas, no cuentan con protección ante la radiación solar.

Es importante señalar que no es el color oscuro de las gafas el que protege los ojos del sol sino la protección que se añade a las lentes. Las gafas de sol homologadas cuentan con lentes a las que se aplican filtros que protegen frente a la radiación solar, el exceso de luz, y reducen la fatiga ocular, mejorando la percepción visual y reduciendo los riesgos de sufrir enfermedades oculares.

Según los expertos, usar gafas de sol sin protección es más peligroso que no usar gafas. Ello se debe a que el ojo, de manera natural, cuenta con sus propios mecanismos de protección. En este sentido, la pupila se contrae con el aumento de la luminosidad, con lo que llegan menos radiaciones. Sin embargo, al usar gafas de sol la pupila se dilata y deja pasar mayor radiación para conseguir una mejor visión. Si se utilizan gafas de sol graduadas y con filtro UV, no hay problema ya que el ojo está protegido. Sin embargo, si no existe esa protección en las gafas, la pupila dilatada dejará pasar una mayor cantidad de radiación que afectará al ojo sin que nada lo impida.

Las gafas de sol deben adquirirse en ópticas donde está garantizado que las lentes han pasado todo tipo de controles y cuentan con protección contra la radiación solar. Además, la elección de las gafas debe atender  al uso que se vaya a dar a las mismas (conducir, hacer deporte, navegar…) y deben estar adaptadas a la percepción visual de cada persona.

Por último, también es conveniente recordar que, a pesar de muchas personas utilizan las gafas de sol como un complemento más en verano, es conveniente utilizarlas durante todo el año para proteger los ojos de los rayos ultravioletas del sol.

Acércate a Federópticos y te aconsejaremos las gafas que mejor se adapten a ti y a tus necesidades.