El próximo miércoles, 21 de junio, tiene lugar el solsticio de verano que marca el inicio de esta estación. Se trata de una fecha significativa en la que la duración del día es la mayor de todo el año y la duración de la noche, por el contrario, la más corta. En verano hay muchas horas de sol y, como consecuencia, la emisión de rayos solares se incrementa. Los rayos ultravioletas (UV) que emite el sol pueden ser muy perjudiciales para el ser humano. Los ojos, y por tanto la salud visual, pueden verse afectados por la radiación ultravioleta. Para evitar los peligros que se derivan de esa radiación, es fundamental disponer de protección visual en verano.

Protección Visual

Los ojos son unos órganos muy sensibles que, debido al lugar que ocupan en la cara, están expuestos a las inclemencias exteriores de manera directa e inevitable. Entre las agresiones más comunes que reciben los ojos, destaca la radiación solar.

Los rayos ultravioletas envejecen las células de la piel y pueden llegar a dañar su ADN. Son los causantes de la aparición de arrugas, manchas, quemaduras solares y se cree que están detrás de la aparición de los diferentes tipos de cáncer de piel.  Estos rayos también pueden dañar la delgada piel de los párpados, así como diferentes estructuras del ojo.

Una sobreexposición a los rayos UV puede provocar daños en la conjuntiva y en la córnea. La fotoqueratitis es una respuesta inflamatoria que incluye edema, congestión conjuntival e inflamación de la córnea del ojo. Suele desarrollarse después de pasar un tiempo expuesto a la nieve o la arena de la playa, sin protección.

La radiación ultravioleta también puede afectar al cristalino. De hecho, la Organización Mundial de la Salud señala que el 20% de los casos de cataratas están relacionadas con los rayos ultravioleta. Por su parte, la retina, la parte del ojo que se encarga de transformar las imágenes en señales eléctricas, es muy sensible a la radiación solar. Especialmente, la parte central de la retina, la mácula. Por eso, un exceso de radiación puede favorecer la aparición de la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad).

La maculopatía solar es un daño que se produce en la mácula por fijar la vista en el sol (suele ser más frecuente durante los eclipses) durante demasiado tiempo y que puede dar lugar a ceguera permanente.

Gafas de Protección Solar

La mejor manera de evitar estos problemas es utilizar gafas de sol.  Pero para que las gafas sean realmente efectivas deben ser homologadas, las únicas que pueden asegurar que las lentes cuentan con protección frente a los rayos ultravioleta del sol.

Las gafas de sol homologadas, que cuentan con el certificado de calidad, tal y como indican las normas de los productos sanitarios (y las gafas lo son), deben adquirirse en centros ópticos.

Las gafas de sol que se adquieren en mercadillos pueden ser muy peligrosas para la salud visual. Que las lentes sean oscuras no quiere decir que cuenten con protección frente a los rayos ultravioleta. Creernos protegidos cuando realmente no lo estamos, es más peligroso que no utilizar gafas de sol.

Así que la recomendación de Federópticos, especialmente ahora que comienza el verano y nos enfrentamos a mayores niveles de radiación ultravioleta, pasa por utilizar gafas de sol con protección.

Y recuerda que las gafas de sol también se pueden graduar para resolver cualquier problema refractivo.

Además, es importante conocer el índice de radiación ultravioleta para aumentar, en su caso, la protección. La Agencia Estatal de Meteorología actualiza cada día en su página web los niveles de radiación y realiza recomendaciones en función del nivel de intensidad de radiación solar.