El humo que se desprende del tabaco cuando éste se enciende, contiene más de 7.000 sustancias químicas. El monóxido de carbono entre ellas, que es el principal responsable del daño del sistema vascular y de la disminución del oxígeno que la sangre transporta hacia los tejidos del cuerpo. El fumador inhala el humo, que pasa directamente a los pulmones expandiendo en el organismo las sustancias químicas. Los ojos, por su proximidad a la boca, sufren directamente la exposición al humo y sus efectos. Hoy, a unos días de que se celebre el Día mundial sin tabaco, vamos a ver cómo afecta el tabaco a los ojos.

Cómo afecta el Tabaco a los Ojos

Los ojos son el órgano de la vista. Gracias a la labor que realizan, el cerebro hace posible la visión. Se trata de un proceso complejo en el que es fundamental que cada una de las partes y estructuras del ojo funcionen correctamente.

El ojo es un globo hueco, lleno de líquidos, que está compuesto por diferentes partes. La capa externa es fibrosa y se ocupa de proteger el interior el ojo. Sin embargo, no ofrece protección frente al humo que, al impactar sobre esta capa, llamada esclerótica, produce un escozor inmediato. Esto se debe a que los productos químicos que contiene el humo irritan la superficie del ojo y los pequeños vasos sanguíneos.

A medio y largo plazo los efectos del humo sobre los ojos son mucho más preocupantes. De hecho, los fumadores tienen el doble de probabilidades de perder la vista que los no fumadores.

El humo del tabaco puede empeorar el ojo seco, una condición por la cual la superficie del ojo pierde calidad y cantidad de lágrima. Es una enfermedad crónica que puede deberse a causas hormonales o aparecer por alguna enfermedad. Las personas con ojo seco deberían evitar fumar ya que el humo provoca una mayor sensibilidad y sequedad en los ojos.

Fumar también aumenta las probabilidades de desarrollar cataratas. Estas aparecen cuando el cristalino del ojo pierde su transparencia, lo que provoca una visión poco nítida al inicio que va empeorando con el tiempo.

La Degeneración macular asociada a la edad (DMAE) se produce cuando una parte de la retina, la mácula, se daña. Entre las causas más frecuentes para su desarrollo destacan los antecedentes familiares, tener más de 65 años y tener una presión sanguínea alta. Ser fumador o haberlo sido, también se contempla como una causa del desarrollo de la DMAE.

Prevención y Protección de la Salud Visual

Además del ojo seco, las cataratas y la DMAE, el tabaco también influye en el desarrollo o empeoramiento de la retinopatía diabética, problemas en el nervio óptico o uveítis.

El humo del tabaco afecta al fumador y a las personas que se encuentran cerca del mismo. Las sustancias que se encuentran en el tabaco pueden afectar incluso, a los no nacidos. Los hijos de las mujeres embarazadas que fuman son cinco veces más propensos a padecer meningitis bacteriana. También aumenta la probabilidad del nacimiento prematuro con los problemas que eso puede suponer para el bebé. Uno de estos problemas tiene que ver la con visión. Y es que los niños prematuros pueden nacer con retinopatía de prematuridad que podría generar una pérdida de visión permanente en el bebé.

Proteger la visión y evitar todos los problemas que se pueden derivar del tabaco es sencillo y pasa por dejar de fumar y evitar el humo del tabaco.

Por otra parte, es aconsejable que las personas fumadoras revisen su vista de manera periódica para conocer el estado de su visión y detectar el inicio de cualquier problema lo antes posible. Si quieres revisar tu visión, acércate a cualquiera de nuestros centros Federópticos o pide cita.