El estrés es un conjunto de reacciones fisiológicas que se produce como respuesta a una situación considerada peligrosa por nuestro cuerpo. El estrés es muy importante para la supervivencia de los seres humanos ya que actúa como un resorte para que el organismo se proteja. Sin embargo, el modo de vida actual (las prisas, el exceso de trabajo, las preocupaciones…) también puede desencadenar momentos de estrés que afectan a la salud de las personas. La visión puede verse afectada por el estrés.

A tan solo unos días de la noche de fin de año, las tradicionales celebraciones de Nochevieja se van a ver afectadas por la situación actual de la pandemia. Nos encontramos en medio de una nueva ola de COVID que, sin duda, está provocando momentos de estrés en muchas personas. El estrés puede afectar a la visión provocando, entre otras cosas, dolor de ojos, visión borrosa o incluso pérdida temporal de la visión.

Estrés y Pérdida de Visión

Uno de los efectos más comunes, fruto de determinadas situaciones de estrés es el temblor involuntario de los párpados. Esos tics son consecuencia de la liberación de adrenalina que afecta al músculo de Müller, responsable de la elevación del párpado. Normalmente se trata de algo benigno que desparece del mismo modo en el que aparece. Masajear la zona, limitar el consumo de cafeína o dormir unas horas pueden contribuir a que desaparezcan los temblores.

El estrés también puede provocar espasmo acomodativo. Se trata de una patología que provoca un aumento transitorio de la miopía debido a la contracción exagerada del músculo ciliar que se mantiene en el tiempo y modifica la forma del cristalino. Se le conoce como falsa miopía y puede provocar visión doble y dolores de cabeza.

Otra consecuencia del estrés, relacionada también con la sequedad ocular, es la inflamación de los párpados (blefaritis). Puede derivar en pesadez ocular, enrojecimiento de los ojos o visión borrosa. Si el estrés perdura puede llegar a afectar a la mácula y, en algunas ocasiones de estrés intenso, puede provocar la pérdida súbita de la visión. Afortunadamente esta situación suele desaparecer al cabo de unos minutos.

Estrés o Fatiga Visual

Otro tipo de estrés es el estrés visual. El sobreesfuerzo que debe realizar la vista para adecuarse a cientos de estímulos visuales provoca estrés o fatiga visual. Es habitual que se desarrolle después de utilizar durante horas los dispositivos digitales. De hecho, afecta al 80% de los usuarios de dispositivos electrónicos. Una de las consecuencias de este estrés visual es la visión borrosa.

El estrés visual está relacionado con altos períodos de enfoque constante. El músculo ciliar se agota y cuando este no puede hacer bien su función, la persona comienza a desarrollar una visión borrosa. Otros síntomas de la fatiga visual son el ardor o picor de ojos, el enrojecimiento de los mismos, la dificultad para enfocar y la sensibilidad a la luz.

Evitar, en la medida de lo posible, las situaciones que provocan estrés, o aprender a gestionarlas de la mejor manera, puede contribuir sin duda a que podamos disfrutar de una visión más descansada y saludable.

¡Protege tu vista!