En invierno, al ser los días más cortos y contar con menos horas de luz solar, pasamos mucho tiempo realizando actividades en espacios cerrados y con luz artificial.

Además, para calentar estos lugares, solemos utilizar aparatos de aire caliente.

Si a esto le unimos las largas jornadas de trabajo frente a la pantalla del ordenador, no es de extrañar que nuestros ojos se resientan.

La agresión que estos factores ejercen sobre los ojos, da lugar a lo que se conoce como síndrome del ojo seco. Se trata de un trastorno inflamatorio tan habitual que es la causa más frecuente de consulta al especialista.

La sequedad de la superficie ocular provoca molestias en los ojos como irritación, sensación de un cuerpo extraño, cansancio ocular y ojos rojos. En ocasiones también se desarrolla fotofobia.

El lagrimeo constante de los ojos también puede estar provocado por este síndrome. La sequedad del ojo sobreestimula la secreción de lágrimas para tratar de hacer frente a este problema. Algo que, por otra parte, no suele ser suficiente.

Cómo aliviar los ojos

Para prevenir la aparición del ojo seco es recomendable evitar los factores que contribuyen a su desarrollo. Pasar más tiempo al aire libre o evitar los ambientes demasiado cálidos puede mejorar la salud de los ojos.

También es conveniente evitar las largas jornadas frente a la pantalla del ordenador y, si esto no es posible, al menos hacer descansos cada 20-25 minutos para mirar a lo lejos durante al menos un minuto. Por otra parte, mantener la mirada fija en la pantalla hace que el parpadeo se reduzca por lo que tomar conciencia de ello y obligarse a parpadear varias veces seguidas es una buena opción.

En ocasiones se hace necesario el uso de lágrimas artificiales para que los ojos permanezcan lubricados.

Ejercicios de relajación ocular

Para relajar los ojos cuando comencemos a notarlos cansados, podemos realizar un sencillo masaje ocular.

Para hacerlo, colocaremos las palmas de las manos sobre los ojos, ejerciendo una leve presión. Después de un minuto abriremos los ojos lentamente para habituarnos a la luz.

También podemos relajar los ojos realizando movimientos circulares y suaves con los dedos sobre los párpados.

Abrir y cerrar los ojos rápidamente durante unos segundos, alternar la visión de un punto alejado por otro que esté cerca o, manteniendo la cabeza inmóvil, mover los ojos en varias direcciones (arriba, abajo y hacia los lados), son ejercicios que pueden contribuir a relajar los músculos oculares y lograr una visión más cómoda durante más tiempo.