A partir de los 45 años las personas comenzamos a tener problemas para ver los objetos cercanos con nitidez por la aparición de la
presbicia o vista cansada; una afección inevitable que se produce como consecuencia del paso del tiempo. La pérdida de flexibilidad del cristalino nos impide enfocar bien los objetos en las distancias cortas. De esta manera, tareas tan habituales como leer o realizar trabajos manuales se vuelven complicadas si no contamos con la ayuda adecuada.
Para facilitar el enfoque, las personas con presbicia suelen alargar el brazo para alejar lo que quieren ver de manera nítida, como por ejemplo para leer el teléfono móvil. Para poder ver bien a cualquier distancia sin necesidad de estirar los brazos o utilizar dos gafas, la mejor opción son las lentes progresivas.
Gracias a los progresivos ya no es necesario cambiar de gafas para leer o para realizar cualquier otra actividad. Los progresivos incluyen campos de visión de cerca, intermedia y lejos en una sola lente, con una suave transición entre ellos que permite al usuario una rápida adaptación. Además, ya aportan la estética de unas lentes monofocales normales.
¿Qué tener en cuenta para elegir las lentes progresivas?
A la hora de elegir unas lentes progresivas debemos observar tres factores: visión, comodidad y estilo. Las gafas deben responder de manera prioritaria a las necesidades de visión que tenga el usuario. El óptico-optometrista, después de examinar la capacidad visual del usuario y analizar sus necesidades individuales y estilo de vida, seleccionará el tipo de lente y tratamientos que mejor se adaptan a su caso.
Adiós a los cristales gruesos
Hasta hace unos años, era frecuente ver a personas con lentes muy gruesas en las gafas. Este espesor estaba relacionado directamente con el número de dioptrías. Afortunadamente, en los últimos años se han desarrollado lentes con nuevos materiales e índices de reducción que permiten obtener lentes más delgadas incluso en altas graduaciones, lo que aporta un mayor confort visual y mejor estética.
Cada material tiene un índice de refracción y conforme éste es mayor se pueden reducir más las lentes. Se recomienda elegir lentes con un índice por encima de 1.6 para un primer nivel de reducción, que además aporta una mayor durabilidad. Además, por encima de 1.6 las lentes suelen incluir tratamientos especiales como la protección UV de casi el 100%.
Tratamientos de las lentes
Las lentes progresivas pueden incorporar diferentes tratamientos que mejoran notablemente la calidad de la visión, complementos con los que lograrás que tus gafas se adapten totalmente a tus necesidades.
El tratamiento antirreflejante elimina casi por completo los reflejos sobre las lentes, con lo que evitamos los brillos y deslumbramientos molestos. Además, el antirreflejante mejora el contraste de la visión y disminuye la fatiga visual, y mejora la calidad de nuestra visión en diferentes situaciones.
Las lentes también pueden contar con un filtro de protección ante el exceso de luz azul-violeta. Este tipo de luz está más presente en los
dispositivos electrónicos como el móvil, tablet u ordenador, a los que estamos expuestos durante muchas horas al día. Con este filtro se consigue que los ojos estén más descansados,
reduciendo la fatiga y el estrés visual y también el riesgo de padecer afecciones oculares.
El tratamiento antirreflejante de fácil limpieza hace que la lente repela el agua, mejorando notablemente la visión cuando llueve o ante otras situaciones como el polvo en suspensión o la grasa. Además, evita que las huellas de los dedos queden en la lente al manipularla. Con todo ello se consigue que la gafa permanezca limpia durante más tiempo mejorando la visión y el confort visual.
Los filtros UV en las lentes nos protegen al evitar que los rayos ultravioletas lleguen al ojo, actuando de pantalla. La radiación ultravioleta (UV) que procede del sol es absorbida por los ojos e incide en la retina, contribuyendo de manera decisiva a la aparición de enfermedades oculares y al envejecimiento de los tejidos que rodean los ojos. De hecho, ciertos tipos de cataratas y la degeneración macular están asociadas a una alta exposición a los rayos del sol sin protección.
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Lentes Progresivas Personalizadas
Los progresivos personalizados se fabrican a medida de las necesidades de visión de cada usuario, midiendo una serie de parámetros como el punto de enfoque del usuario a través de las lentes, la curvatura de la montura o el uso que se dará a las lentes en función del estilo de vida y actividad del cliente.
El resultado es una lente con un campo visual más amplio, menos aberraciones laterales y una visión más nítida y confortable. Se consigue que la visión del usuario sea lo más natural y óptima posible, con transiciones suaves entre las zonas de visión de cerca, intermedia y de lejos.
Las lentes progresivas personalizadas eliminan el efecto balanceo, una descoordinación de enfoque entre lo que se ve y los movimientos de los ojos o de la cabeza. Por este motivo, las lentes progresivas personalizadas consiguen que la adaptación sea mucho más rápida.
¿Cómo elegir la montura adecuada?
A la hora de seleccionar una montura, es básico escoger una que se asiente bien en el rostro para lograr la máxima comodidad. Pero además del confort, también es importante elegir una montura que resulte favorecedora. Las gafas se han convertido en un complemento más que nos identifica y habla de nosotros. Existen tantos tipos y formas de monturas diferentes que, en ocasiones, puede resultar complicado decidirse por una.
Tipos de rostros
Un consejo para no equivocarnos a la hora de decidirnos por una montura es elegir la que mejor se adapte a nuestras facciones. Aunque cada persona tiene unos rasgos distintos, los rostros se pueden clasificar en cuatro tipos: redondos, cuadrados, triangulares y alargados.
Al primer tipo le suele sentar bien las monturas que alargan el rostro; monturas rectangulares, alargadas… Sin embargo, las gafas redondeadas o con grandes cristales no suelen ser una buena opción para los rostros redondeados.
Cuando la frente tiene una anchura similar a la mandíbula el rostro es del tipo cuadrado. A este tipo de rostro le suele sentar bien las monturas redondeadas y las monturas estrechas.
En el caso de los rostros triangulares, en los que destaca el ancho de la mandíbula, puede ser ideal elegir gafas grandes o de colores llamativos. De esta manera se puede armonizar la zona superior de la cara con la inferior.
Por último, a los rostros alargados les suelen sentar bien tanto las gafas redondeadas como las geométricas, especialmente las cuadradas.
Dimensiones de la lente
Las gafas progresivas permiten ver bien a todas las distancias. Para lograrlo, en una sola lente se deben integrar distintas graduaciones y esto sólo es posible si la lente cuenta con espacio suficiente.
La altura mínima de los cristales de lentes progresivas es de 30 mm. Es la distancia necesaria para lograr que al ojo le resulte cómodo enfocar en distancias cortas, medias y largas y lograr una suave transición entre ellas. Si la altura de la lente fuera menor, habría menos espacio para que el ojo pudiera lograr esa adaptación a los diferentes campos de visión, provocando una especie de “saltos” incómodos para el ojo al pasar de una distancia a otra. Sin embargo, el ancho de la lente no afecta a los campos de visión.
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