Las personas que utilizan gafas suelen tocarlas de manera frecuente a lo largo del día.  Las gafas se mueven y se deslizan sobre la nariz como consecuencia de movimientos bruscos, a causa del sudor o de otras circunstancias. Esto obliga al usuario a tener que volver a colocarlas de manera correcta para tener una visión óptima. Es un gesto sencillo y que se realiza de manera casi inconsciente.

En ocasiones, tocar las gafas, quitárselas o jugar con ellas es algo habitual. Incluso puede ser necesario que las personas tengan que tocar las gafas para cambiarlas, ponerlas o quitarlas en función de las necesidades de visión. Por ejemplo, es muy común que las personas con presbicia se pongan las gafas cuando quieren leer algo y después se las quiten.

Sea como fuere, las manos son las responsables de que se ensucien las gafas.

Mantener los cristales limpios para tener una mejor visión es muy importante para los usuarios de gafas. Pero mantener limpia toda la estructura de las gafas es fundamental para evitar la infección y transmisión de virus y bacterias. La boca, la nariz y los ojos son los lugares por donde éstas acceden a nuestro organismo y las gafas se sitúan muy cerca.

Gafas Limpias

Para evitar el riesgo de contagio, es fundamental mantener las gafas limpias. Hacerlo es muy sencillo, pero hay que seguir unos pasos para evitar que las lentes se deterioren o puedan rayarse.

Es fundamental, antes de manipular las gafas, limpiarse correctamente las manos. Lavarlas con agua y jabón es la mejor manera de conseguir unas manos limpias y desinfectadas.

Para lograr una mejor limpieza de las gafas, puedes utilizar agua del grifo a temperatura media. Ten en cuenta que el agua caliente puede modificar algunas cualidades de los cristales.

Una vez que las gafas están mojadas, vierte una gota de jabón de manos (suele ser menos agresivo que el lavavajillas) sobre la yema del dedo índice y después pásalo por la parte interior y exterior del cristal. Después puedes proceder a limpiar también la estructura de las gafas, desde el frontal a las varillas.

Hay que aclarar el jabón y dejar escurrir el exceso de agua. Para secar las gafas completamente es bueno utilizar la gamuza que suelen entregar en el centro óptico al adquirir las gafas. Esta gamuza no deja restos en los cristales y además evita que se puedan rayar.

Es conveniente realizar esta limpieza al menos tres veces a la semana en situaciones normales. Debido a la crisis del coronavirus, especialmente si hay que salir a comprar o trabajar, es bueno hacerlo diariamente al llegar a casa.

Si no se dispone de agua cerca, los cristales se pueden limpiar con el líquido limpiador que se dispensa en las ópticas. Y, cada cierto tiempo, las gafas se pueden someter a una limpieza superior a través de ultrasonidos. Su óptico-optometrista podrá orientarle sobre esta cuestión.