El ojo seco, como su nombre indica, es una condición ocular por la cual la superficie del ojo pierde la lubricidad habitual. La sequedad ocular puede aparecer, de manera puntual, como consecuencia de factores ambientales, tales como la exposición al aire acondicionado. El ojo seco sin embargo es una enfermedad crónica que puede deberse a causas hormonales o aparecer como consecuencia de alguna enfermedad. Saber qué es el ojo seco y cómo tratarlo es fundamental para detectarlo lo antes posible y buscar la mejor solución.

El Ojo Seco

El ojo seco es una enfermedad que afecta al ojo y que está caracterizada por una disminución en la cantidad o calidad de las lágrimas. Suele afectar más a las mujeres que a los hombres y a éstas especialmente durante la menopausia. Los cambios hormonales que tienen lugar durante este período pueden afectar al correcto funcionamiento de las glándulas lagrimales.

Las glándulas lagrimales son las encargadas de segregar lágrimas que humedecen y protegen la superficie del ojo. Si la cantidad o calidad de la lágrima se ve afectada, el ojo se resiente. Aparece sensación de picor, escozor o dolor. Además de la molestia que implica el ojo seco, la visión puede verse afectada.

Cómo Tratar el Ojo Seco

La mejor manera de tratar el ojo seco es conociendo las causas de su aparición. Para ello, se pueden realizar varias pruebas. Algunas se realizan para conocer la cantidad y la calidad de las lágrimas. También es importante conocer el estado de la salud visual. En ocasiones, el ojo seco es el efecto secundario de un medicamento o surge como consecuencia de una enfermedad. Toda esa información debe ser analizada por el especialista quien, en función de la causa del mismo, determinará qué hacer.

El uso de lágrimas artificiales suele ser el tratamiento más habitual. Contribuyen a mejorar la hidratación ocular por lo que se reducen las molestias. Mantener un ambiente húmedo utilizando humidificadores cuando es necesario, mejora la condición del ojo. En este sentido, tanto la calefacción en invierno, como el aire acondicionado en verano, afectan negativamente a ojo ya que favorecen que se evaporen las lágrimas.

Introducir ácidos Omega 3 en la dieta contribuye a mejorar la calidad de la lágrima. El aguacate, la coliflor, las nueces, el salmón o el aceite de oliva son ricos en Omega 3.

Algunas personas pueden recurrir al uso de lentes especiales para combatir el ojo seco. Las denominadas lentes esclerales pueden proteger la superficie del ojo y retener la humedad del mismo. Eso sí, es importante que sea el médico el que determine la idoneidad de estas lentillas y que se realice un seguimiento  para comprobar los beneficios derivados de su uso.