En 2020 se decidió unificar en una fecha el Día Internacional de la Obesidad con el fin de reforzar así su importancia ante la sociedad. La fecha elegida fue el 4 de marzo.

Según datos de la OMS, las tasas de obesidad se han triplicado desde 1975, aumentando casi cinco veces entre niños y adolescentes. La obesidad es una enfermedad que se caracteriza por la acumulación de grasa en el cuerpo que afecta a la salud del individuo.

La obesidad también afecta a la visión y puede provocar problemas importantes en la misma e incluso, en los casos más graves, la ceguera. La obesidad es uno de los principales factores de riesgo para distintas enfermedades como la hipertensión y la diabetes. Y estas afectan, de manera directa, a la salud visual.

Obesidad y Visión

La obesidad supone un riesgo para la salud visual ya que aumenta las posibilidades de padecer enfermedades oculares graves tales como la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma, las cataratas o la retinopatía diabética.

Cada vez hay más estudios que demuestran la relación directa entre el exceso de grasa y el peor estado de la salud visual. A mayor índice de masa corporal, mayores son las probabilidades de que progrese la DMAE.

La grasa afecta al normal funcionamiento del sistema circulatorio. Se pueden producir obstrucciones en venas y arterias. Cuando los vasos sanguíneos de los ojos se ven afectados, se produce un deterioro de la visión.

Por otra parte, los altos niveles de glucosa en la sangre, propios de la diabetes, provocan el desarrollo de la retinopatía diabética. En una primera fase la enfermedad no desarrolla sintomatología por lo que la persona no es consciente del problema. Pero cuando la situación se agrava, y se produce un desprendimiento de retina, hay muchas probabilidades de que se pierda la visión.

Perder Peso para Proteger la Visión

Afortunadamente, se ha demostrado que reducir el exceso de grasa, incide de manera directa en una mejor salud visual. Esta, entre muchas otras, puede ser una buena razón para mantener unos hábitos de vida saludables que contribuyan a evitar el sobrepeso. Evitar el sedentarismo, realizar algo de ejercicio cada día y observar una dieta baja en calorías, puede ser el camino para conseguirlo.

No obstante, las personas con obesidad deben acudir al profesional. Este deberá vigilar  las posibles patologías que pueden derivarse de la misma. Entre otras cosas, es conveniente que estas personas revisen su vista de manera periódica para detectar cualquier complicación visual lo antes posible.

También será el profesional el que establezca la manera de reducir el exceso de grasa, de forma personalizada, y el que lleve a cabo una supervisión de la misma.