Para que las personas podamos ver lo que hay a nuestro alrededor es preciso que haya luz. Algunos animales tienen la capacidad de ver en la oscuridad, pero no es nuestro caso. Los ojos de los seres humanos necesitan luz para poder realizar su función. De hecho, con poca luz resulta complicado enfocar correctamente, distinguir los colores y las formas de los objetos. En nuestro blog de salud visual, hoy, a unos días de que se celebre el Día mundial de la luz queremos fijarnos en la importancia de la luz para la visión.

Luz y Visión

La luz, bien sea natural o artificial, accede al interior del ojo a través de la córnea. Una parte, atraviesa la pupila. El iris, la parte del ojo que tiene color, se encarga de limitar la cantidad de luz que puede entrar al interior del ojo. Una vez que la luz entra al cristalino, éste se encarga de enfocar los objetos en la retina.

La función del cristalino es fundamental para poder ver de manera nítida en todas las distancias. Es lo que se conoce como capacidad de acomodación. Esta capacidad se va perdiendo con el paso del tiempo. De hecho, a partir de los 40 o 45 años comienzan a hacerse evidentes los problemas para enfocar correctamente en las distancias cortas. Es lo que se conoce como presbicia o vista cansada.

La luz que entra al interior del ojo y que permite enfocar los objetos en la parte trasera del mismo (retina), es convertida en impulsos eléctricos por el nervio óptico que los envía al cerebro para que este los interprete y se pueda llevar a cabo la visión.

Una buena iluminación permite disponer de una mejor visión. Previene la fatiga visual que se desarrolla en espacios poco o mal iluminados. Por eso, para trabajar y estudiar, se recomiendan espacios bien iluminados.

Cuando la Luz Daña la Salud Visual

Aunque, como hemos dicho, la luz es necesaria para una buena visión, también puede entrañar cierto peligro. La luz del sol está compuesta por diferentes tipos de rayos. Los rayos ultravioleta son perjudiciales para la salud visual. Los rayos ultravioleta tipo C pueden dañar la córnea, mientras que los de los tipos A y B son perjudiciales para el cristalino. Los primeros pueden producir queratitis si no se protegen los ojos convenientemente con gafas de sol homologadas. Los segundos aceleran el desarrollo de las cataratas y de la degeneración macular.

También la luz azul que generan las pantallas de los dispositivos digitales puede provocar fatiga visual. Después de un tiempo, expuestos a este tipo de luz, los ojos se vuelven sensibles. Los síntomas habituales cuando esto sucede son hormigueo, escozor, picor…Limitar el tiempo de uso de estos dispositivos para dejar descansar los ojos, es una buena opción. Si esto no es posible, se pueden utilizar gafas de luz azul que permiten disfrutar de una visión más relajada.

Para proteger los ojos de la luz dañina, los profesionales de Federópticos, ópticos-optometristas titulados, pueden indicar qué tipo de gafas utilizar. Acércate a Federópticos y déjate aconsejar para disfrutar de los beneficios de la luz y evitar los peligros asociados a la misma.