Cada día hay más miopes en el mundo. En los últimos años, según todos los estudios, los casos de miopía se están incrementando entre niños y jóvenes.

Los factores genéticos se apuntan como una de las causas de este defecto en el ojo que provoca la visión borrosa de los objetos lejanos. No obstante, el crecimiento de la miopía pone de manifiesto que los, además de los primeros, los factores ambientales son decisivos.

En este sentido, investigadores de diferentes organismos y universidades se han preocupado por saber qué afecta al desarrollo anómalo del ojo. La conclusión es que el factor ambiental más potente es la exposición a la luz del sol.

La luz del sol estimula la liberación de dopamina en la retina. Esto es fundamental para bloquear el alargamiento del ojo que se produce durante el desarrollo. La dopamina se produce durante el día y con una intensidad lumínica determinada. Si la iluminación no es suficiente para estimular la fabricación de dopamina, se interrumpe el correcto desarrollo del ojo.

En este sentido, los meses de invierno cuentan con menos horas de luz. Además, los alumnos no suelen permanecer tanto tiempo como en verano al aire libre debido al horario de clases y de actividades extraescolares.

Niños y Aire Libre

Para poner de manifiesto la importancia de la luz solar, se realizó un estudio en Taiwan con escolares a los que se facilitó la formación al aire libre durante 11 horas a la semana. El estudio concluyó que la progresión de la miopía en estos alumnos era un 54% menor que en el resto de alumnos.

La asociación Visión y vida asegura que el estilo de vida sedentario de nuestros niños y jóvenes y el uso excesivo de las pantallas digitales en detrimento de los juegos al aire libre, están creando una generación de miopes.

Lentillas y Miopía

El peligro del avance de la miopía en los niños es el desarrollo de miopía magna que multiplica el factor de riesgo de padecer patologías oculares en la vida adulta.

Para frenar el avance de la miopía existen lentes blandas y lentes de uso nocturno (orto-k).

En Estados Unidos se acaba de aprobar la primera lente de contacto, indicada para retrasar la evolución de la miopía en niños entre 8 y 12 años. La lente es desechable y se denomina MiSight.