El ser humano nace con el sentido de la vista muy poco desarrollado. Nada más nacer, el bebé tiene una agudeza visual muy baja. No obstante, este sentido se desarrolla rápidamente desde los primeros días de vida, alcanzando su madurez entre los siete y los 12 años.
En este período de tiempo, se desarrolla la visión. El niño aprende a distinguir los colores y a percibir el espacio mientras se afina su agudeza visual. Toda esta evolución va a ser fundamental para que el niño aprenda y se desenvuelva correctamente en su entorno. Entre muchas otras cosas, una buena visión es fundamental para correr, hacer deporte, montar en bicicleta y aprender a leer y a escribir.

Problemas de Visión en el Aula

Cuando se inicia la etapa escolar, algunos niños manifiestan problemas para seguir las clases y para aprender al mismo ritmo que sus compañeros. Los padres no piensan que esta dificultad pueda estar relacionada con un problema de visión ya que, en la práctica totalidad de los casos, los niños disponen de unos ojos sanos.
Sin embargo, disponer de unos ojos sanos no significa que los pequeños hayan desarrollado una agudeza visual perfecta. Y si el sistema visual no funciona correctamente, puede afectar, entre otras cosas, al rendimiento escolar. De hecho, el 30% del fracaso escolar está relacionado con problemas de visión.

Los principales problemas de visión infantil son los defectos refractivos; la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.
El niño también puede presentar problemas de enfoque o problemas para controlar los movimientos de los ojos. La ambliopía u ojo vago, es otro de los problemas más comunes en los niños. El fallo no suele estar en el ojo sino en la correcta relación del mismo con el cerebro. El estrabismo puede ser una de las causas de la ambliopía.

El Papel del Profesor

El profesor juega un papel muy importante a la hora de detectar un problema de visión en el alumno. Hacerlo cuanto antes es fundamental para poder buscar la mejor solución y evitar que el aprendizaje del niño se vea afectado.

Algunas de las señales más evidentes de los problemas son fácilmente detectables. A veces, el pequeño se acerca demasiado al papel a la hora de escribir o al libro al leer. Otras veces, suele guiñar un ojo para tratar de ver correctamente la pizarra. Los niños con problemas de visión tienden a frotarse los ojos después de algún tiempo en la clase y pueden manifestar dolor de ojos o dolores de cabeza.
El profesor es quien mejor puede detectar cualquiera de estos problemas e informar a la familia para que acuda con su hijo a una revisión visual.

El pasado sábado se celebró el Día del Profesor. Desde Federópticos ponemos en valor esta profesión, entre otras muchas cosas, por la importante labor que puede desarrollar en la detección de problemas de visión infantil y en la promoción de hábitos de visión necesarios para mantener una buena salud visual.