En invierno los días son más cortos y fríos por lo que solemos pasar más tiempo en casa y realizamos menos actividades en el exterior. Obligamos a los ojos a trabajar en las distancias cortas e intermedias y a hacerlo durante más horas con luz artificial.

Por otra parte, la calefacción hace que se resequen los ambientes, lo que también afecta a los ojos porque puede desarrollarse el Síndrome del Ojo Seco.

A pesar de todo ello, mantener los ojos saludables es posible adoptando una serie de medidas.

Ojos Sanos en Invierno

Por una parte, a pesar del frío o la lluvia, es importante salir a pasear al menos un rato cada día. De esta forma los ojos pueden mirar hacia lo lejos y los músculos oculares pueden relajarse, especialmente después de forzar la vista en distancias próximas. Cuando no sea posible salir a la calle, por ejemplo durante la jornada laboral, bastará con asomarse a la ventana, cada media hora aproximadamente, para mirar al exterior. Treinta segundos mirando a lo lejos contribuirá a que los ojos descansen.

Intenta aprovechar la luz natural para llevar a cabo actividades en las que necesites prestar atención a corta distancia. Leer, estudiar, coser o trabajar con el ordenador pueden suponer un esfuerzo extra para los ojos si se realizan con luz artificial.

Los ambientes resecos, provocados por la calefacción o los aparatos de aire caliente, afectan a los ojos favoreciendo que se evapore el líquido que mantiene lubricada la superficie del ojo. Podemos detectar que el ojo se reseca si empezamos a sentir la sensación de tener arenilla en el interior, si sentimos picor o si se produce lagrimeo.

Evitar que el ambiente se reseque es sencillo. Se puede utilizar un humidificador o disponer algún recipiente con agua en la habitación. Es importante acostumbrarse a parpadear repetidamente, especialmente si se trabaja frente a un ordenador. De esta manera se potencia la fabricación de lágrima que contribuye a mantener los ojos húmedos.

Si, a pesar de ello, los ojos se resecan, podemos recurrir a utilizar lágrimas artificiales. En caso de que la situación persista, es preciso acudir al profesional para revisar la visión por si existen otros problemas que puedan provocar un defecto de lágrima de cantidad o calidad.

Alimentos para la Vista

Los alimentos con alto contenido de vitaminas C (naranja, kiwi, fresas, pimientos) y E (aceite de girasol), zinc y los ácidos grasos omega 3 son buenos para la salud visual. En una buena dieta no deben faltar los cítricos, los aceites vegetales, los frutos secos, los cereales integrales, las verduras y el pescado.

Para la visión, una dieta continuada rica en vitaminas, oligoelementos minerales, sustancias carotenoides (zanahorias, pimientos y verduras de color verde oscuro) y flavonoides (brócoli, manzanas, uvas, cacao, té verde…), protege, previene, repara y limpia el sistema ocular. Además, ayuda a su óptimo funcionamiento y retrasa su envejecimiento.